El escaramujo

Pensar la educación para la autonomía través del arte y la educación visual

(Ponencia) Mesa: “Comunicación, cultura, arte y estética” XX Congreso Redcom y Primer Congreso Latinoamericano de Comunicación de la UNVM “Comunicaciones, poderes y tecnologías: de territorios locales a territorios globales”. UNVM-Secretaría de Investigación y Extensión del IAPCS. 3,4,5 de octubre, Villa María. Córdoba, Argentina.

Abstract:

Castoriadis es un filósofo que piensa para la acción, desde esta perspectiva la teoría es siempre una invitación a intervenir en el mundo, a hacer ser lo que aún no es. Esta llamada está fuertemente vinculada a la construcción de un proyecto de autonomía. Es decir: la capacidad de “darse” ley. Que ésta venga de nosotros y no que sea impuesta de manera a-critica desde fuera. Las siguientes páginas tienen como objetivo explorar algunas vinculaciones posibles entre la propuesta de Castoriadis, retomando conceptos centrales de su pensamiento como el de imaginario, creación y la importancia de la pregunta constante y la educación.

Finalmente se describe la experiencia de taller de extensión en la UNVM, donde se ha trabajado desde esta perspectiva de “pensar para la acción”, donde los potenciales movilizadores del arte han sido usados como agentes movilizadores de experiencias reflexivas a fines de inquietar la mirada, siempre buscando la formación de ciudadanos conscientes, capaces de pensar sobre el mundo y pensarse a sí mismos en relación a lo que acontece.

“Yo vine para preguntar

flor y reflujo. Soy de la rosa y de la mar, como el escaramujo1”.

Silvio Rodriguez

…los filósofos que se han preocupado por el ser han empezado siempre su alocución diciendo “he aquí esta mesa o esta silla”, es decir, presuponiendo lo que llama “el privilegio de la cosa”, el mundo físico accesible a los sentidos. De haber empezado diciendo “sea mi sueño de anoche” o “he aquí mi miedo”, otra hubiera sido la historia.

(Cristiano, 2012, p.76)

Introducción

Este trabajo propone retomar algunos conceptos desarrollados por Conelius Castoriadis y ponerlos en tensión con el de educación en sentido amplio y de un modo particular con lo que se ha dado en llamar educación o alfabetización visual en el marco de la formación universitaria, específicamente en actividades de Extensión Universitaria. Se considera como punto de partida la idea de que para los seres humanos la experiencia visual tiene un rol fundamental en la incorporación de información, comprensión del mundo que nos rodea y por lo tanto está estrechamente vinculada a los procesos de aprendizaje. (Dondis, 2006, p.15). Tomar estos conceptos como punto de partida nos permite abrir la posibilidad de pensar la educación desde un lugar más complejo que el de mera formación bancaria o adquisición de competencias prácticas útiles para el mundo del trabajo. Si consideramos que la misma es un proceso complejo que atraviesa y transforma a las personas, es esperable que sea también un camino hacia y para la autonomía capaz de formar ciudadanos para la participación en la vida política. Ya situados desde

1 La palabra escaramujo tiene dos significados: nombra al fruto de un rosal silvestre (rosa mosqueta) y un crustáceo. Esta casualidad inspiró al cantautor cubano en esta canción dedicada a la inquietud, la curiosidad, las ganas de saber.

este lugar se trata de pensar el rol de la educación visual como un espacio de encuentro que permita interpelar las imágenes que nos rodean y que nos cuentan cosas del mundo, que moldean nuestra experiencia y de algún modo formatean nuestra percepción sobre lo bello, lo bueno, lo deseable – así como también- de lo indeseable. Porque las imágenes que circulan socialmente a través de los medios, las publicidades y las redes nos traen discursos de luz y de sombras. La alfabetidad visual en las aulas –tanto en nivel inferior, medio y superior- habilita la reflexión sobre aquellos temas que nos atraviesan y no pueden ser clausurados. Es, por lo tanto, una vía para formar ciudadanos críticos capaces no sólo de vivir en democracia, sino también de crearla. El autor de La institución imaginaria de la sociedad considera la democracia como un régimen de reflexividad colectiva, donde los ciudadanos puedan tener acceso a la participación y a la toma de decisiones. Esto implica que para la existencia de una democracia real se requiere individuos que estén en condiciones de pensarse de manera crítica, de reflexionar acerca de sus instituciones y de sus imaginarios. Desde esta perspectiva el proyecto de autonomía colectiva implica necesariamente la autonomía individual. Castoriadis es un autor que piensa para la acción, reconocer lo que es, lo que está siendo para poder pensar y hacer ser lo que aún no es, pero queremos. Y eso implica una propuesta de educación y un proyecto político; entendiendo que toda práctica educativa es política porque forma al sujeto. La pregunta de fondo es qué tipo de sujetos se quiere formar.

El objetivo de este texto, entonces, es poner en relación las posibles articulaciones entre educación, imaginario, creación y praxis política. Estas distintas instituciones y prácticas mantienen vínculos estrechos, tanto que es posible considerar la existencia de espacios y tiempos comunes que habiliten la construcción de un proyecto de autonomía.

Sobre lo imaginario

El término “imaginario” es usado normalmente para definir o calificar algo como un invento o directamente como inexistente (Cabrera. P.17). Tiene, muchas veces, una connotación ligeramente despectiva; desde esa perspectiva lo imaginario es entendido como sinónimo de falso, fantasía, fabulación vs. lo real, lo verdadero. Esta palabra también hace referencia a imaginario “de” en el sentido de grupo de imágenes, cuadros, fotos pinturas etc. Y también mitos, metáforas y símbolos. (Cabrera p.27). La idea de Castoriadis sobre el imaginario está bastante lejos de estas acepciones. De hecho, para este filósofo, lo imaginario no es un adjetivo calificativo sino un sustantivo, un fenómeno en sí mismo. Y lo toma como en elemento sustancial y no subordinado.

“Lo imaginario en el pensamiento de Castoriadis es, ante todo una manera de hacer pensable la creación humana en el sentido más radical, no como reunión o combinación sino como posición de formas nuevas. El «sujeto» de esta creación es el colectivo anónimo y la psique, y es visible en el surgimiento de nuevas instituciones sociales, en la cultura, el arte y las ciencias”. (Cabrera, 2008, p.29)

El autor reivindica el concepto de imaginario en su carácter gratuito y arbitrario (Cabrera, 2008, p.21) y rescata otra significación posible: imaginario como la facultad de crear, de inventar. Así, el imaginario es descripto como la fuente de la que surge la imaginación, el origen de la capacidad humana de inventar. Porque sólo el ser humano tiene la capacidad de crear. Nos encontramos con que el hombre es un animal poético y el imaginario es una capacidad que lo distingue y le permite dar respuestas a cuestiones filosóficas, a situaciones que lo atraviesan a nivel concreto y simbólico, a problemas reflexivos, es decir aquellos que no se pueden clausurar, que no tienen una definición cerrada y última. Resumiendo, podemos decir que hay creación cuando hay algo nuevo que no puede reducirse a lo que ya existía previamente. Cuando se produce un gap, un salto entre lo que existía y lo nuevo producido. Algo así como una conclusión que supera las premisas.

El mundo que nos interesa, dice Cornelius Castoriadis, tiene como rasgo fundamental y distintivo la creatividad. La creación social es una categoría central, que se encuentra en el núcleo del pensamiento y obra de este autor. Y es una puerta interesante para considerar ciertos aspectos de las instituciones de la sociedad. Para Castoriadis, la creación es siempre creación de sentido y creamos a partir de significaciones. Éstas tienen dos grandes funciones y/o acepciones:

-En primer lugar, otorgan orden: Los sentidos creados tienen la finalidad de proporcionar un orden en el mundo. Los seres humanos habitamos mundos de sentido que ordenan esto que percibimos como realidad.

-En una segunda instancia, dan valor: dan sentido de valor a lo que hacemos.

Entonces, podemos decir que la sociedad crea significaciones imaginarias y que éstas sirven para dar sentido, un valor a la propia vida y también a la muerte.

En el texto Lo imaginario como hipótesis sociológica: Entre la revolución y el encantamiento del mundo J.Cristiano describe cuatro puntos fundamentales que operan de manera conjunta e indisociada:

-1. Lo imaginario se encuentra antes que lo racional. Señalan un eidos, una forma o matriz cultural, los contenidos no son totalmente explícitos, son sociales y suelen persistir a lo largo del tiempo. Trascienden al individuo y hunden su raíz en lo colectivo y lo socio- histórico.

-2. Lo imaginario no puede ser explicado totalmente; porque hacerlo implicaría reducirlo. Su sentido desborda las explicaciones empíricas. Que sea inexplicable, en cierto modo inasible, no significa que no se pueda pensarlo.

-3. Descansa, se apoya en una especie de “suelo” que hace las veces de base u origen. “El trasfondo de lo imaginario es ontológico o antropológico, responde a un modo de ser de lo humano y de lo social y tiene en ese modo de ser su fundamento” (Cristiano, 2012, p.103). Castoriadis advierte que generalmente lo imaginario se aloja muy por debajo de las creencias y saberes consientes y opera desde allí.

-4. Y algo que nos interesa especialmente en relación a este trabajo: lo imaginario tiene un poder instituyente. Esto significa que lejos de ser un algo inerte, dado, externo, inmutable, lo imaginario tiene poder de agencia, actúa sobre el mundo. Construye mundo(s). Esa potencia es, para Castoriadis, una potencia creadora y esta creación es conjunta. Esto implica procesos colectivos; nadie puede crear sentidos profundos capaces de atravesarnos completamente solo, sin otro/s.

Instituido / instituyente

Castoriadis distingue entre aquello que está “instituido” y lo “instituyente”, son dos aspectos centrales de lo social y se encuentran en un juego de tensión permanente. Lo instituido serían aquellas significaciones imaginarias quietas, cristalizadas, estables. Al respecto es importante aclarar que esta estabilidad es siempre aparente y momentánea porque la vida social es inestable y cambiante dado que los elementos que forman los fenómenos sociales no están definidos de una vez para siempre, sino que pueden cambiar. De hecho, para este autor, el orden social, lo instituido es siempre un acuerdo precario, un equilibrio inestable ya que lo propio del hombre es la creación constante y con ello la emergencia de lo nuevo instituyente. Lo instituyente, siempre creado por el cosmos social, es lo que da existencia, lo que hace ser a un fenómeno social. “Somos siempre, lo queramos o no, partidarios de un cuadro conceptual específico, más precario teóricamente, y más

importante en su influencia fáctica, cuanto menos conscientes seamos de su existencia” (Cristiano, 2012, p.15)

Entonces, lo imaginario no surge de situaciones concretas, que podemos “ver”, esto significa que no se deriva de lo real ni responde necesariamente a argumentaciones racionales. Sin embrago es instituyente en el sentido de que construye realidad/es. Las significaciones sociales tienen consecuencias directas en la realidad “…todo lo imaginario se proyecta sobre un mundo de hechos, instituciones, actos y valores”. (Cristiano, 2012, p.55). Lo imaginario se presenta encarnado, manifestado en acciones, discursos, elecciones, etc. Así, la idea de que la educación debe ser fundamentalmente instrumental, es decir que “debe ser útil” para algo específico, tangible, mensurable es una construcción de sentido. Del mismo modo, pensar que la educación puede ser parte de un proyecto que ponga en marcha procesos de autonomía y emancipación, también. Y ambos imaginarios se manifiestan de maneras concretas en las instituciones educativas, los programas, las metodologías propuestas, etc.

Imaginario y acción social.

Castoriadis afirma que las sociedades y las instituciones ocultan su auto-creación. Se presentan como un producto que resulta de algún determinismo indiscutido e indiscutible por ejemplo: la raza, la tradición, dios, las costumbres. Es por eso que se suele pensar que las instituciones ya han sido hechas, definidas y por tanto ya son así; casi, podría decirse, de una manera esencial e inmutable que cuanto mucho debe ser des-velado, des-cubierto. Para el autor no se trata de rechazar la importancia que tienen las distintas instituciones en el funcionamiento de una sociedad, de hecho considera que éstas son resultado de necesidades concretas y que dan respuesta a las mismas. Pero, sostiene, en una sociedad suceden otras muchas cosas. La operación para des-cubrir cómo actúan las mismas tiende a tratar de entender las lógicas de las instituciones y sus estructuras que le dan sentido, pero es un posicionamiento que anula la posibilidad de pensarlas desde diferentes ópticas, cuestionarlas radicalmente; apenas deja lugar a cambios más superficiales. En el ámbito educativo esto podría verse reflejado en la modificación de algún contenido, la implementación de alguna nueva estrategia de aprendizaje, que agrega o modifica “un poquito” la estructura existente pero que evita generar espacios de duda y reflexiones al tiempo que frena la construcción de saberes colectivos. Porque una concepción, más tradicional de la institución como “dadora” de contenidos, deja fuera la idea de creación. Y esto sucede a menudo

en todas las instituciones educativas: los contenidos y las prácticas se institucionalizan, se rigidizan y con frecuencia se olvida la necesidad de volver a pensarlas, interrogarlas y tensionarlas. Sin embargo, frente a los profundos cambios culturales, sociales, tecnológicos, económicos y políticos resulta como mínimo extraño que las currículas académicas apenas sufran algunas modificaciones menores. Que los métodos de enseñanza y de aprendizaje sigan tan ligados a la palabra y el contenido dado por el docente como forma prioritaria de acceder al conocimiento, que apenas haya espacios para re-visar y confrontar las imágenes que circulan socialmente.

El modo en que Castoriadis retoma y reivindica la noción de imaginario y lo vincula con la acción social nos abre una puerta a pensar vínculos entre las producciones que circulan socialmente a través de publicidades, redes, etc. y que son parte del imaginario colectivo e instituyen modelos y valores2 y la educación. Para este autor el imaginario es una forma de pensar y de producir. La sociedad se piensa, se organiza a sí misma… se instituye y se transforma. El desafío, entonces, consistiría en re-preguntar lo imaginario instituido, tensarlo a través de sus diversas manifestaciones para pensar y transformar. Desde esta perspectiva, lo imaginario se revela como una categoría o concepto fundamental que permite pensar el cambio y la transformación social. Es desde este lugar que Castoriadis hace la siguiente afirmación: “No estamos aquí para decir lo que es, sino para hacer ser lo que no es” (Castoriadis, 1983, p.285) Esta afirmación, tan radical, es una invitación a cuestionar ciertas “construcciones culturales heredadas” (Cristiano, 2012, p.106) o al menos buscar intersticios, brechas que permitan activar el pensamiento crítico.

Dado que, según el autor, estas significaciones que habitamos, en estos mundos de sentido, que producen orden y valor, no son por sí mismas, que no habría un fundamento último que las sostenga es posible también pensar otras formas, otras instituciones, otras maneras de habitar las instituciones que tenemos. Pensar (y asumir) esto naturalmente produce vértigo: porque si no hay un fundamento último y verdadero, no nos quedará más remedio que discutir, que pensar, pensar permanentemente. Como dice el autor, deberemos construir sentido al borde del abismo. Así, las

2 La obra de la artista visual Yolanda Domínguez es un ejemplo interesante que busca dar cuenta de la incidencia profunda y la huella que dejan las publicidades y sus propuestas estereotipadas en los/las receptores/as. Esta relación entre imaginarios instituidos, conformados, que a su vez construyen, instituyen realidades. Al poner estas operaciones “sobre la mesa” la artista logra iniciar procesos de reflexión sobre las ideas que tenemos acerca del cuerpo, la belleza, el deber ser femenino, etc.-

costumbres, las formas y las instituciones son redes, mallas de contención que permiten cubrir el caos originario. Ese “sin fondo” donde habitamos. Asumir que podemos crear nuestras propias normas es, a un mismo tiempo, un riesgo, “un espanto” que da miedo y una posibilidad. En este caso que nos interesa, pensar nuevas formas de educar que contemplen los nuevos medios, sus productos, la presencia permanente de la imagen a pesar de una tradición fuertemente ligada a la palabra, donde los alumnos aprendan a cuestionar a mirar de manera reflexiva – nos pone al borde de un abismo, es cierto, pero también pone en movimiento un proyecto educativo que tiende a la autonomía.

Al fin y al cabo el objetivo de la formación es la emancipación: es decir la capacidad de crear individualmente, decidir de manera individual, dentro de un colectivo.

Un intersticio en la universidad: las prácticas de extensión como espacio encuentro y creación colectiva

Todo lo dicho no apunta a poner “en jaque” la institución educativa ni a rechazar la dimensión funcional que la misma tiene. Para el caso que nos interesa, la universidad, tiene un rol fundamental como lugar de formación para el trabajo y el desempeño en el campo laboral. Como decíamos antes, las instituciones responden a necesidades concretas y esto no necesariamente está mal. De lo que sí se trata, entonces, es de buscar aún dentro de estas instituciones tan formadas, tan regladas, tiempos y espacios desde donde habilitar, hacer lugar, reconocer, validar además otros procesos tales como la búsqueda, el error, la pregunta sin fin sobre temas que nos atraviesan.

Una experiencia concreta que dio cuenta de estas posibilidades fue una actividad de Extensión que se llevó adelante en la sede de San Francisco de la UNVM, en el marco del espacio curricular optativo de la Licenciatura en Comunicación Social, “De la fotografía periodística a la hiperfotografía”. La misma tuvo como eje de acción un taller de “Para ver y vernos a través de las fotografías” en el que se trabajaron imágenes publicitarias y la construcción de valores y estereotipos.

El cuerpo, Yo/ nosotrxs/, Ser/ser con otros, Pareja/ hijos, crianza, vejez…

Son sólo algunos de los muchos temas que nos atraviesan colectivamente y cada uno de ellos viene acompañando por saberes incorporados, imágenes, palabras, mandatos es decir todo un

cosmos de sentido que opera en el mundo construyendo conocimientos y acciones al tiempo que refuerza su propia modalidad. Como se dijo antes, el imaginario no “es” sólo, abstracto, sino que encarna en una serie de discursos como las publicidades, los memes, los medios, etc. Es decir que se inscribe en una red de significaciones sociales. Dentro de este sistema de construcción de sentidos, la imagen tiene un enorme poder a la hora de construir y reforzar valores, modelizar conductas y reforzar un cierto “deber ser”. Uno de los objetivos principales consistía en favorecer, a partir del trabajo interdisciplinario, procesos de toma de conciencia de los ciudadanos sobre la problemática de la violencia y la necesidad de equidad de género.

Figura 1, 2 y 33

3 De izquierda a derecha:

Figura 1: La primera imagen es una publicidad del año 2007 de la firma Dolce y Gabana, una marca de ropa. Ante los reclamos de instituciones feministas, el Instituto de la Mujer de España y Amnesty Internacional, este aviso tuvo que ser retirado de la vía pública.

Figura 2: Texto de Cora Gamarnik (tomado de su muro de FB el día 30 de abril de 2018) que vincula la “propuesta” implícita en la imagen publicitaria con la agresión sufrida por una joven, que fue violada por cinco hombres autodenominados “la manada” en 2016, durante los festejos de San Fermín, España. El fallo de la justicia, en el año 2018, generó polémica e indignación que se vio plasmado en marchas multitudinarias, posteos en las redes y una campaña titulada “Yo sí te creo”.

Figura 3: A la derecha un dibujo de Tomás Serrano que fue ampliamente difundido a través de los medios y las redes sociales.

El taller, del que participaron alumnos universitarios que están próximos a culminar sus estudios y a alumnos del 6to año del Colegio Secundario Pascual Bailón Sosa, se dio en dos encuentros consecutivos. Durante los mismos se dispusieron fotografías, publicidades, textos; se trajo al espacio áulico discursos y temas que normalmente circulan fuera de este lugar , pero que son de interés común y se los puso en relación con otras producciones que generalmente no llegan a los alumnos tales como la obra de artistas y fotógrafos. Grete Stern, Angélica Dass, entre otros, se retomaron cruces y re-apropiaciones que hacen feministas en Perú con la obra de Bárbara Kruger, se revisaron cadenas de sentido, entre otras actividades. Cabe destacar que a lo largo de los encuentros los alumnos de los dos niveles trabajaron de manera conjunta, intercambiando impresiones, experiencias y tensando los diferentes discursos. Para finalizar los alumnos fueron invitados a hacer sus propios collages y sus propias re-apropiaciones.

Figuras 4 y 54

Collages de Grete Stern para la revista Idilio

4 Figura 4: Stern, G. Los sueños de evasión. Idilio N°84. Fecha: 27/06/1950

Figura 5: Stern, G. Los sueños de inhibiciones. Botella del mar. Idilio N°80. Fecha: 30/05/1950

Figuras 6 y 7

Producción de: Franco Geuvara Producción de: Ramos, Quintero y Ferreyra Algunos de los collages producidos por los alumnos durante el taller, en los que abordaron temas como el feminismo, el consumo, la manipulación, etc.

Retomando la definición de Castoriadis de creación como esa capacidad de poner en el mundo algo nuevo, que no estaba allí y que por lo tanto puede irrumpir en las significaciones imaginarias instituidas, es que podemos pensar espacios-brechas dentro del sistema educativo que nos permiten este hacer ser lo que aún no es, crear, cuestionar los imaginarios instituidos. La capacidad de inventar infinitas maneras de ser, vivir, convivir … y aprender. Así como las teorías totalizantes reducen la diversidad a un par de formas pre-existentes, limitarnos a modelos tradicionales de enseñanza-aprendizaje nos impide zambullirnos en aquello que está emergiendo, que está cambiando. Reconocer estas creaciones, con su fuerza y su potencia para construir nuevos sentidos y significaciones imaginarias sociales acerca de la mujer, su cuerpo, la belleza, etc. habilitarían procesos reflexivos y creativos. La virtud del arte y de la fotografía es esta capacidad de hacer surgir, proponer nuevas representaciones acerca de la sociedad y sus instituciones, de las diversas organizaciones, etc. El arte propone nuevas imágenes y figuras novedosas, que no estaban

allí antes y que permiten alumbrar nuevos conceptos o formas de ser y de sentir. Estos nuevos sentidos están ahí para proporcionarnos un nuevo orden del mundo. Figuras 8, 9, 10 y 115

Necesitamos fotografías, videos, obras que nos permitan trazar mapas, cartografías para entender lo que sucede pero que también consideren nuevos “imaginarios”; ya que –en este caso- el objetivo no es contemplar las cosas tal cual se presentan, sino cambiar, construir modelos otros. Del mismo modo en que las fronteras de la sociedad no están dadas por la superficie territorial, por su sistema político, por su organización económica, la frontera de “lo educativo” no puede estar dada sólo por el contenido y la forma estrictamente curricular. Las fronteras son “semióticas”; son de sentido. (Cristiano, 2012, p.70). Y necesitamos llevar estas imágenes a las aulas, para poder pensarlas y tensarlas de manera colectiva. Una sociedad está marcada, delimitada por su cosmos de sentido. Esto mismo es pensable para las instituciones educativas en general y para la universidad en particular. La pregunta, es la pregunta por los bordes.

5 De izquierda a derecha:

Figura 8: Primera imagen, a la izquierda: Your Body is a Battlergroud (Tu cuerpo es un campo de batalla). 1989; ésta es una de las obras más conocidas y reproducidas de Bárbara Kruger, una artista norteamericana que abordó temas como el empoderamiento y la creación de identidad a través del cuerpo. Esta obra temprana se enmarca en los movimientos de luchas feministas de los años 80´ y 90´. Figura 9: Tu cuerpo es un campo de batalla. Este cartel, fue producido en 2001 por un grupo de artistas peruanos como parte de las luchas por la legalización del aborto. Sarita Colonia el rostro desdoblado en el afiche peruano, se trata de una santa popular mestiza que fue asesinada en medio de una violación en los años 4´. Tomado del muro de FB de Ana Longoni el día 7 de mayo de 2018. Figuras 10 y 11: Consignas que eligieron algunas alumnas participantes del taller como bandera propia.

Conclusiones

La articulación entre arte, educación y participación colectiva no sólo es posible, sino deseable. Algunas de los conceptos centrales desarrollados por Castoriadis permiten avizorar la estrecha relación que hay entre estas categorías y la formación para una vida en democracia reflexiva y autónoma. La reflexividad es una cualidad que va más allá del pensamiento racional, de tipo lógico o el cálculo. Más bien se trata de la capacidad de abrir las puertas a la lucidez, para que cada uno de los sujetos que integran una sociedad tenga la posibilidad de crear sentido con y para otros. Esto implica necesariamente la interrogación permanente. En la educación o idea de formación se juegan no sólo que contenidos y qué herramientas han de brindarse para un desempeño laboral, sino también valores y nuestros deseos colectivos. Cada sociedad construye un mundo de significaciones que otorgan sentido a la vida. Es por ello que resulta fundamental poder vincular el rol de la educación a un proyecto de autonomía. Una educación que invite a “darnos ley”, que promueva la duda, el derecho a repreguntar. Que incite a la reflexión constante. Educar no sólo profesionales, sino ciudadanos que puedan dar contenido al espacio público.

Para ello uno de los aspectos a trabajar son los (muchos) discursos visuales que circulan socialmente y que son cosmos de sentidos que responden a un imaginario -en el caso trabajado del cuerpo, la mujer, los vínculos, etc.- ya instituido y que a su vez refuerza ideas y modelos existentes. Interrogar estas construcciones, confrontarlas y construir propias debe ser una tarea colectiva, llevada adelante “entre todos”. El arte es, junto con la poesía, un vehículo ideal para inquietar la mirada, estimular la curiosidad, habilitar procesos de conocimiento y creación colectiva. La invitación es a trabajar por una educación que valore la creación, los procesos y la interrogación sin fin para tener ciudadanos capaces de construir democracia reflexiva, libre y responsable.

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-Figura 5: Stern, G (1950) Recuperado de: https://lamiradadelmamut.com/2015/05/05/grete- stern-feminismo-y-fotomontajes/

-Figura 6: Franco Guevara, alumno de 6to° año del Colegio Bailón Sosa, San Francisco.

-Figura 7: Ramos, Quintero y Ferreyra. Alumnos de 6to° año Colegio Bailón Sosa, San Francisco

-Figura 8: Kruger, B. (1989). Recuperado de: http://www.thelightingmind.com/tu-cuerpo-es-un- campo-de-batalla/

-Figura 9: Longoni Ana, (2008). Recuperado de: https://www.facebook.com/ana.nogueira.12177276

-Figura 10: Pérez, Camila Sol. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social, UNVM- CUSF. San Francisco. Fotografía tomada durante el taller y luego intervenida por la alumna.

-Figura 11: Fernández, Valentina. Estudiante de la Licenciatura en Comunicación Social, UNVM-CUSF. San Francisco. Fotografía tomada durante el taller y luego intervenida por la alumna.